domingo, 21 de mayo de 2017

Las Memorias de Vegeta (Entrada 106)



13 de Septiembre 791 8:00pm

Esperaba una sensación similar a cuando me transformé en chocolate, pero para mi sorpresa lo único que se vio alterado fue mi tamaño: cuando aquella masa rosada me envolvió me protegí a mí mismo con una barrera de energía y note como empecé a encogerme, luego mi cuerpo atravesó los tejidos de Majin Boo como si me hundiese en una espesa gelatina. Mientras más profundo llegaba más de su estructura corporal alcanzaba a ver. Sus nervios, músculos, venas y órganos eran de una variación de tonos rojizos y azulados que no dejaban de agitarse y cambiar de forma, tal y como esperaba Majin Boo no tenía un esqueleto. Me pregunte qué tan pequeño me había vuelto pero me era difícil distinguir algo con lo cual compararme mientras me hundía.

De pronto deje de sumergirme y me detuve por completo, imagine el proceso de absorción había terminado, ahora debía abrirme paso, entonces me percaté de que no podía moverme, estaba atrapado y solo mi rostro estaba al descubierto. Debía liberarme pero tenía que hacerlo con cuidado para no alertar a Majin Boo de que estaba consiente, hice un esfuerzo por mover mis manos y pude sacarlas hasta alcanzar mi cara, hice mi cabeza hacia atrás apenas o suficiente para poder ensanchar el hueco con mis manos, me jale hacia fuera; ya liberado me di cuenta de que lo que me retenía era una especie de capullo protuberante –“Así que así es como te absorbe y usa tus habilidades”- pensé, este plan había sido una apuesta muy arriesgada, pero ahora empezaba a rendir frutos, Trunks, Goten, Gohan y Piccoro muy posiblemente estaban ilesos; escapar del capullo no fue difícil así que probablemente se encontraban inconscientes, ahora debía encontrarlos.

El problema era que no había donde me encontraba, y aún estaba en un espacio muy apretujado, tenía que moverme. Forme una delgada hoja de ki con mi barrera en la parte que envolvía mi mano derecha y corte con cuidado y lentamente, no sabía que tanta sensibilidad tenia este monstruo en el interior de su cuerpo así que mientras menos daño causara menores posibilidades habría de ser descubierto; me deslice reptando entre los repugnantes tejidos que iba cortando y me di cuenta de que estos se reparaban rápidamente, tras unos minutos atravesé suficiente de su carne para llegar a lo que para mí tamaño parecía una caverna, está por alguna razón estaba un poco más iluminada y parecía estar en el techo de esta, abrí un poco más el agujero que me había llevado ahí y me deje caer. De pronto una estruendosa carcajada retumbo desde arriba de mí, era tan atronadora que tuve que cubrirme los oídos.

-          ¡Qué escandalo! Se está riendo como lunático… a lo mejor ya perdió la cabeza, pero no puedo hacer nada mientras este dentro de el – luego puse mi atención en mi propio ser y mire mis manos – la barrera funciono a la perfección, no me absorbió ni a mis poderes como a los demás – no tenía idea de cómo era el interior de Majin Boo y no sabía si encontraría a los otros, esperaba que no estuvieran muertos -  ahora que la barrera cumplió con su trabajo no la necesito más.

Me relaje dejando que la barrera se disipara y al instante mi cuerpo se paralizo, hubo un resplandor que me cegó y de pronto choque de espaldas contra una “pared” y aun más sorpresivo fue ver a Kakarotto frente a mí.

-          ¿Qué? – pregunte más para mí que para Kakarotto quien había caído sobre su trasero.
-          ¡¿P, porque cuando nos quitamos ese campo de energía la fusión también desapareció?! – pregunto Kakarotto tan confundido como yo… o quizás más.
-          ¡Y cómo voy yo a saberlo!
-          Que extraño… ese anciano me dijo que una vez que nos pusiéramos estos arcillos ya no volveríamos a ser dos individuos.
-          Es verdad, tú también dijiste lo mismo – dije mientras examinaba mi cuerpo, en efecto volvimos a la normalidad, pero más valía prevenir- corrimos con suerte – le dije mientras me quitaba el pendiente de mi oreja derecha – lo siento pero no volveré a fusionarme contigo.
-          ¡Oye ¿Qué estás haciendo?! ¡no te quites el arcillo! Cuando salgamos del cuerpo de Majin Boo seguro que podremos fusionarnos de nuevo – reclamo.
-          … - mire el pendiente con repugnancia como si fuera el grillete de una desagradable prisión mientras pensaba en lo que había dicho Kakarotto.
-          El aire de este lugar es raro y desagradable, dudo mucho que nos fusionemos aquí.
-          … sin decir nada triture el pendiente en mi mano ante la atónita mirada de Kakarotto.
-          P, Pero Vegeta ¡¿Por qué demonios hiciste esa barbaridad?! ¡Ahora no volveremos a fusionarnos nunca! ¡además tú ya estás muerto! ¡ahora que ya no podemos fusionarnos tú tendrás que regresar al otro mundo!
-          Prefiero estar muerto a tener que fusionarme contigo, además ya no le veo la necesidad, esto es absurdo – le declare.
-          ¡No digas tonterías! Eso no podemos asegurarlo, aunque rescatemos a todos los que fueron absorbidos nadie nos garantiza que Majin Boo volverá a la normalidad ¡¿Qué es lo que vamos a hacer?!
-          Entonces reza por que encontremos a los demás y que todo marche a la perfección, ¿oíste?
-          ¡No digas eso!
-          Anda date prisa – le apure al tiempo que empezaba a andar – probablemente Boo tiene pensado destruir la tierra.

Me encamine hacia un agujero en las paredes de la carne de Boo, no estaba seguro de a donde llevaba pero cualquier cosa era mejor que quedarme escuchando sus quejas. Llegamos a un pasadizo que desembocaba en un acantilado, por todos lados había venas y vejigas que palpitaban asquerosamente. A juzgar por esto debíamos ser más pequeños que una garrapata, pero definitivamente no nos habíamos encogido a un nivel celular.


-          Ahora que me fijo bien este lugar es muy desagradable – comento Kakarotto a mis espaldas.
-          Pues claro, así son todos los seres vivíos, además estamos en el interior de Majin Boo – aunque no sabía exactamente en qué parte.

Mi pie se empezó a hundir en suelo, se había vuelto una sustancia viscosa y resbaladiza que me jalaba, pronto estaba sumergido hasta la cintura - ¡¿Qué está pasando, porque nos estamos hundiendo?! – grito Kakarotto quien también había quedado atrapado, yo ya estaba hundido hasta el cuello, a penas alcance a tomar una bocanada de aire antes de quedar completamente cubierto por el limo. Atravesamos otra capa de piel y caímos en una especie de rio. En cuanto perdí la inercia de la caída nade a la superficie, el líquido en el que nos desplazábamos era de una consistencia más espesa que el agua y de un color ámbar, además se sentía muy tibio. Al alcanzar la superficie me sujete de algo que flotaba cerca de mí y salí del agua para ponerme de pie, mire a mi alrededor y pude ver trozos de comida, o mejor dicho golosinas que echaban vapor mientras se deshacían.

-          Esto debe ser… parece que estamos en el estómago.
-          ¿Eh? ¿Por qué sale tanto humo? Me pregunto Kakarotto llamando mi atención, al voltear a verlo me di cuenta que aun tenia medio cuerpo dentro del líquido.
-          ¡ESTUPIDO! ¡¿Qué no vez que son jugos gástricos?! ¡si no sales de ahí pronto te derretirás hasta que no quede huella!
-          ¡AAAAAAYYY! – Kakarotto salto a una galleta de chocolate que flotaba junto al waffer el que estaba yo, haber pasado tanto tiempo con la madre de Bulma hizo que aprendiera a distinguir distintos tipos de repostería.
-          … - El sonido de agua corriente hizo que desviara mi mirada hacia un lado, a un poco de distancia estaba un remolino que devoraba los alimentos que flotaban en los ácidos estomacales, ahora me percataba que estábamos moviéndonos hacia allá - ¡Ese canalla va a digerirnos junto con estos alimentos! – salte a la galleta de Kakarotto ya que mi waffer empezaba desmoronarse, nos movíamos cada vez más rápido hacia aquel vertedero que seguramente llevaba a sus intestinos – mira Vegeta, nos están rodeando – dijo Kakarotto con curiosidad; en efecto la comida comenzaba a ceñirse a nuestro alrededor impulsada por la corriente gástrica, las enormes golosinas se nos venían encima tan rápido que Kakarotto y yo nos vimos forzados a detenerlas para evitar que nos apastaran y entonces me di cuenta de que no solo nuestro tamaño había sido reducido, sino también nuestra fuerza, las galletas y confites que nos rodeaban se sentían tan duras como el concreto y se sentían como si pesaran toneladas.

De repente nuestra balsa de repostería se tambaleo haciéndonos caer fuera de ella, nadamos dentro del líquido estomacal para evitar ser arrastrados por la corriente, pero no podíamos permanecer para siempre en ella o de lo contrario nos disolveríamos en el ácido, flotar por encima de la superficie no era una opción tampoco porque no se veía una salida aparentemente. Habíamos evitado usar nuestro ki para volar por si en dado caso ese monstruo pudiera sentir nuestra presencia, sin embargo no teníamos tiempo para ser sigilosos en ese momento. Acumule energía formando una esfera en mi mano y me dispuse a disparar – “espero que esto te duela miserable” – pensé sin poder evitar sonreír al imaginarme a Majin Boo sufriendo con el retortijón que estaba a punto de provocarle; la pared estomacal se estiro al impacto con mi proyectil hasta que se reventó provocando que escapase jugo gástrico por el boquete, el repentino cambio en la presión nos succiono a Kakarotto y a mi sin que pudiéramos evitarlo. Caímos hacia otro espacio cavernoso y aterrizamos sobre un montón de comida a medio digerir, me levante de inmediato y me deshice de la suciedad expulsando brevemente mi ki.

-          ¡Uuuhhh! ¡Oye Vegeta! Arriesgas demasiado las cosas, ¿Qué harías si Majin Boo se da cuenta de que estamos aquí? Además nos costó mucho trabajo entrar en su cuerpo.
-          ¡hmph! No me interesa… además te acabo de salvar la vida, si no hubiera sido por mi estarías perdido – le respondí a sus reproches – deberías agradecérmelo. Por cierto, si sigues perdiendo el tiempo jamás encontraremos a Gohan y los demás y la tierra que pretendemos salvar desaparecerá en poco tiempo… - emprendí el camino mientras le advertía sobre los peligros de sus tonterías sin esperar a más de sus berrinches.
-          Si ¡eso ya lo sé! – alcance a escucharle decir.

Habría querido ir más deprisa, pero no había manera de orientarme ni tan poco un camino que seguir, además de la poca visibilidad debida a la escasa luz. Era sumamente incomodo, el aroma, el calor y el constante sonido de sus funciones corporales, racimos de protuberancias conectadas entre sí por lo que parecían venas palpitaban con repugnancia haciendo ruidos gelatinosos y a donde vieras podías ver trozos de más chucherías que posiblemente quedaban atrapadas entre sus tejidos cada vez que ese monstruo alteraba su apariencia.

-          Ese demonio solo come dulces – dijo Kakarotto anonadado – a donde quiera que vea solo hay dulces y pasteles, eso no es bueno para la salud… y además engordas.
-          ¡Deja de decir tonterías! ¿tú crees que va morir por comer tantos dulces? ¡por favor no me hagas reír! – si esto lo impresionaba seguramente nunca había visto a la madre de Bulma dando se un festín de pastelillos. – no se murió con la golpiza que le dimos.
-          ¡Ja ja ja tienes razón!
-          … - me detuve en seco, un sonido capto mi atención.
-          ¿Qué sucede?
-          Silencio… - impere.

Era un sonido inquietante, como un zumbido y un latido a la vez, cada vez más fuerte; de pronto un resplandor por encima de mí me hizo voltear al “techo” cientos de pequeñas masas gelatinosas de color verde brillaban con intermitencia de un color amarillento, de pronto se dejaron caer tan rápido que el tonto de Kakarotto no se movió - ¡Cuidado! – grite mientras lo jalaba. Las pequeñas bolas de gel ser arrastraban a donde quiera que había un trozo de comida.

-          ¿Qué son estas cosas tan asquerosas? – pregunto Kakarotto acercándose para verlas más de cerca, de repente una de ellas salto al hombro de Kakarotto cuando este se acuclillo para observarlas- ¡ahh! – se la quitó con la mano tan pronto como empezaron a humear sus romas y al caer al suelo la extraña criatura rápidamente salto al trozo de comida que tenía más cerca - ¡ay! Estuvo a punto de derretirme – en segundos las criaturas acabaron con los restos de comida dejando solo pequeñas migas que siguieron buscando - ¡Vaya sí que tienen un apetito feroz!
-          Parece ser que estas criaturas digieren los alimentos que come Majin Boo para después nutrirse con ellos – me imagine que con un cuerpo que cambia de forma tanto un sistema digestivo ordinario no sería suficiente.
-          Pero… ¿no crees que estas cosas traten de comernos también para después convertirnos en energía? – pregunto Kakarotto angustiado.
-          Posiblemente, entonces demostrémosles que no tenemos buen sabor – conteste sonriendo con malicia y justo en ese momento las criaturas se arrojaron contra nosotros de todas direcciones.

Entre esquives golpes y patadas reventábamos una a una las masas de gel que nos atacaban; no era difícil, pero sin duda alguna eran demasiadas como para acabar con ellas mano a mano.

-          ¡Estas cosas son demasiadas! – le advertí a Kakarotto y empecé a disparar ráfagas de energía a diestra y siniestra.
-          ¡Vegeta! Si exageras Majin Boo se dará cuenta de nuestra presenc….

Como si esas cosas también se hubieran hartado de su voz, se empezaron a aglutinar en su cara cerrándole la boca, Kakarotto apenas y pudo quitárselas para poder respirar antes de que empezaran a cubrir su cuerpo. Entre más se acumulaban más restringían sus movimientos y además empezaron a darle descargas eléctricas, haciendo que gritara de dolor. Grite tratando de llamar su atención pero en medio de todo lo que ocurría una sorpresa más se avecinaba. Las entrañas de Majin Boo empezaron a estremecerse y un protuberancia comenzó a abrirse paso por el suelo, y emergió rompiendo el recubrimiento interno que lo formaba hasta revelar a una especie de gusano pálido y gelatinoso que ahora nos bloqueaba el paso, de lo que parecía ser su boca se podían ver hileras de dientes afilados y baba rojiza que le escurrían de entre ellos.

¡Agh! Solo recordarlo hace que me den nauseas, creo que iré a tomar un antiácido antes de seguir escribiendo.

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